ESCRIBIR BREVEMENTE LOS ARGUMENTOS

 ESCRIBE BREVEMENTE LOS ARGUMENTOS DE SUS COMEDIAS CON SUS RESPECTIVAS IMÁGENES:

- SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO:

Hermia, enamorada de Lisandro, se niega a casarse con Demetrio, contraviniendo así el deseo de Egeo, su padre. Demetrio, por su parte, es amado por una amiga de Hermia, Elena, a la que ha abandonado para casarse con Hermia. Según la ley ateniense, el duque Teseo da a Hermia cuatro días de tiempo para que obedezca la voluntad paterna, transcurridos los cuales habrá de morir.

Hermia y Lisandro se ponen de acuerdo para abandonar Atenas secretamente y casarse donde la ley no pueda alcanzarles. Planean encontrarse en un bosque a unas millas de la ciudad. Hermia revela el plan a Elena, que informa de ello a Demetrio. Demetrio sigue a Hermia al bosque y Elena sigue a Demetrio; de manera que los cuatro se hallan en el bosque aquella noche.

Oberón y Titania, rey y reina de las hadas, que habitan en el bosque, han reñido por causa de un paje. Oberón pide al duendecillo Puck, símbolo de la volubilidad del amor, que le procure cierta flor mágica cuyo jugo, vertido en los ojos de Titania mientras duerme, hará que se enamore del primer ser a quien vea cuando despierte. Oberón oye en el bosque a Demetrio reprochar a Elena que ande siguiéndolo, y deseoso de reconciliarles, ordena a Puck que vierta un poco de aquel filtro amoroso en los ojos de Demetrio cuando Elena esté junto a él.

Pero Puck, tomando a Lisandro por Demetrio, le da el filtro, y como Elena es la primera persona que Lisandro ve al despertar, le dirige palabras de amor; pero no consigue sino irritarla porque piensa que Lisandro se burla de ella. Oberón, descubierto el error de Puck, vierte el jugo en los ojos de Demetrio, de modo que ahora son dos los que cortejan a Elena. Las dos mujeres se pelean mientras los hombres se preparan a desafiarse por Elena.

Mientras tanto el rey Oberón ha puesto el filtro en los párpados de la reina Titania, quien, al despertar, halla a su lado al tejedor Bottom con una cabeza de asno en lugar de la propia. Bottom, con una compañía de artesanos atenienses, se hallaba en el bosque ensayando un drama que había de representarse para festejar las bodas del duque Teseo, y Puck le había puesto la cabeza de asno. Titania se enamora de Bottom en cuanto lo ve, y lo requiebra por su belleza. Los sorprende Oberón, quien compadece a Titania, y después de recuperar al raptado paje, frota los ojos de su esposa con una hierba que la libera del encanto.

Puck, por orden del rey Oberón, rodea a los amantes humanos y los reúne: mientras duermen unos junto a otros, exprime en sus ojos la hierba que deshace el encanto, de manera que al despertar vuelven a los amores de antes. Se presentan el duque Teseo y el padre de Hermia, Egeo; los fugitivos son perdonados y las parejas se casan. El drama termina con una escena de Píramo y Tisbe recitada de manera grotesca por Bottom y sus compañeros para las bodas de Teseo e Hipólita, reina de las Amazonas.

- MUCHO RUIDO POCAS NUECES:

Traducida también a menudo como Mucho ruido y pocas nueces, esta comedia en cinco actos, en verso y prosa, de William Shakespeare fue escrita en la forma en que la poseemos en 1598, pero probablemente tuvo una primera redacción en la juventud del autor. Fue impresa en 1600 y en 1623.

El motivo dramático central, el del amante inducido a engaño por medio de una persona que adopta el parecido de su amada (antiguo motivo que ya se encuentra en las Aventuras de Quereas y Calirroé, de Caritón de Afrodisia), fue extraído por Shakespeare de las Novelas de Matteo Bandello (novela XXII), en la versión de François de Belleforest (Histoires Tragiques, III, 1569), y del Orlando Furioso de Ludovico Ariosto (historia de Ginevra y Ariodante). Las agudas discusiones de Benedicto y Beatriz parecen inspiradas en las de Gaspare Pallavicino y de Emilia Pia en El cortesano de Baldassare Castiglione, traducido por sir Thomas Hoby en 1561.

El príncipe de Aragón, don Pedro, en cuyo séquito figuran Claudio y Benedicto, viene a visitar a Leonato, gobernador de Mesina, padre de Hero y tío de Beatriz. Claudio se enamora de Hero y se acuerda su matrimonio. La alegre y aguda Beatriz, y Benedicto, soltero impenitente e ingenioso, se encarnizan en atacarse con sus burlas; sus amigos deciden hacer que se enamoren y se las componen de manera que Benedicto sorprenda una conversación en que el príncipe y Claudio hablan de un pretendido amor secreto de Beatriz por él, y Beatriz sorprende una confidencia semejante acerca del amor que Benedicto parece alimentar por ella en secreto.

De este modo los amigos se imaginan ser artífices de la derrota de los adversarios del matrimonio; pero ya en aquel acosarse estaba el germen de una secreta inclinación. Don Juan, hermano bastardo del príncipe y recientemente reconciliado con él, es un carácter soberbio y perverso; envidioso del favor que Claudio goza cerca de su hermano, imagina un engaño para destruir aquel matrimonio: Borrachio, su criado, se presentará de noche bajo la ventana de Hero, y a la ventana se asomará, vestida con las ropas de Hero, Margarita, la doncella de compañía de Hero, que está enamorada de Borrachio; el príncipe y Claudio asistirán de lejos al coloquio.

Así sucede con la involuntaria complicidad de Margarita, la cual, vistiéndose de Hero, piensa ceder a una inocente mascarada. Claudio y el príncipe quedan profundamente impresionados, y el día de las bodas delatan la conducta de la joven en plena iglesia. Hero se desmaya. Por consejo de fray Francisco, que está seguro de la inocencia de Hero, Leonato hace correr la voz de que la joven ha muerto y Benedicto, estimulado por Beatriz, desafía a Claudio por haber calumniado a Hero.

Mientras tanto, Borrachio, en estado de embriaguez, confiesa el engaño a un compañero y es oído por los guardias de la ronda nocturna, al mando de dos grotescos oficiales de policía, Dogberry y Verges, que dan lugar a unas escenas cómicas con sus bobadas y su pueril incompetencia. Borrachio es detenido y revela al príncipe y a Claudio el engaño de que han sido víctimas.

Claudio ofrece reparación a Leonato y le recomiendan que se case con una prima de Hero en sustitución de la supuesta muerta. En el momento de las bodas, la esposa descubre ser Hero en persona. Se casan también Benedicto y Beatriz, y su petulante agudeza no los abandona ni ante el altar. Don Juan, que había huido de Mesina, es detenido y será castigado.

Aunque el enredo Hero-Claudio sea visiblemente el tema principal de la obra, con la melodramática escena de la iglesia y el efecto final de la muerta fingida que resucita (repetido, junto con otros rasgos de esta comedia, en el Cuento de invierno), ello no constituye la parte viva de la obra. Tal aspecto de la trama se ve algo debilitado por la circunstancia de que las pasiones que suscita deben armonizarse con el clima de una comedia; de manera que, por ejemplo, la escena del coloquio fingido, imaginado para deshonrar a Hero, es sólo referida brevemente, el siniestro carácter de don Juan queda apenas apuntado y Claudio, en lugar de conmoverse con una desesperación parecida a la de Troilo en semejante situación (la de asistir sin que lo vean al coloquio de amor de la mujer amada que le hace traición), se muestra mecánico e inhumano en su cambio de carácter a medida que la trama lo requiere.

Las escenas verdaderamente vivas son las desarrolladas entre Benedicto y Beatriz, pareja que se asemeja bastante a la de Biron-Rosalina en Trabajos de amor perdidos. A pesar de que sus frases jocosas no sean propias del gusto moderno, su brío nos conquista; no son personajes del todo cómicos, pues la devoción de Beatriz por Hero, y su indignación y la diligencia con que Benedicto se compromete a servirla desafiando a Claudio, les prestan aquella porción de seriedad que basta para representárnoslos como seres humanos completos. También son muy divertidas las escenas, cuyo carácter es de neta farsa, en que son puestos en ridículo los oficiales de policía; una frase de Dogberry, quien se queja de que el escribano no haya puesto en su informe que uno de los detenidos lo ha llamado asno, se ha hecho proverbial: "iOh, si él estuviera aquí para escribir que soy un asno!".

- LAS ALEGRES COMADRES DE WINSORD:

El argumento es muy sencillo y destinado a generar momentos de gran comicidad: Falstaff visita en dos ocasiones a la señora Ford para seducirla, y las dos veces escapa por los pelos de la llegada del celoso señor Ford. En la primera ocasión, sale oculto en el cesto de la ropa sucia -y es lanzado por los sirvientes a un charco de barro por indicación de la señora Ford-, mientras que su segunda fuga es disfrazado de mujer. Después de que Falstaff ha escapado, la señora Ford le aclara la situación a su marido, que reconoce lo injustificados que han sido sus celos, y todos traman una tercera broma a Sir John, esta vez en el bosque.

La trama de los pretendientes se basa en cómo la señora Quickly los engaña (actuando de alcahueta para los tres) y en la rivalidad entre el frances Caius y Slender (o más bien, Sir Hugh Evans, que le ayuda en su conquista de la muchacha). Caius y Sir Hugh se retan a un duelo, pero el organizador del mismo les indica a cada uno que vaya a un un lugar diferente, por lo que no se enfrentan.

La obra culmina en el bosque de Windsor, donde Sir John Falstaff ha sido de nuevo citado por las señoras. Le indican que vaya vestido de Herne, el cazador, un personaje legendario local (una excusa perfecta de Shakespeare para vestir a Falstaff con un buen par de cuernos). Cuando Sir John llega al bosque, lo atacan los niños del pueblo -disfrazados de hadas del bosque-. Falstaff se tira al suelo, muerto de miedo, y entre las carcajadas de los lugareños, también disfrazados. Finalmente, le cuentan a Sir John todo lo que ha pasado, y él admite su derrota con buen humor.

En lo que a la trama de los pretendientes respecta, también se resuelve en el bosque. La madre le indica al doctor Caius que, entre todas las personas, busque a una vestida de verde -pues es su hija- y se la lleve para casarse con ella; mientras que el padre le ha dicho a Slender que su hija va de blanco. En realidad, la hija de los Paige no es ninguna de la dos, y aprovecha para irse con su amado Fenton y casarse. Finalmente, los padres aceptan la voluntad de su hija y a su nuevo yerno.

Por lo general, se llega a Las alegres comadres de Windsor después de haber conocido al Falstaff de las dos partes de Enrique IV, y no es infrecuente que haya una pequeña decepción. El Sir John de Las alegres comadres es menos chispeante que el de las otras obras y, en general, menos memorable. En efecto, Sir John se vuelve un personaje un tanto tontorrón y objeto de burlas, que cede mucho protagonismo a las dos comadres -dos mujeres decididas y dueñas de sus vidas- y al celoso señor Ford.

En lo referente a la trama secundaria, basa buena parte de su fuerza cómica en que el doctor Caius es francés y su rival Sir Hugh es galés, y, por tanto, hablan con marcados acentos. Esto, a su vez, da lugar a juegos palabras que resultaban hilarante para el público del Londres de 1600, pero que no son tan evidentes para los londinenses contemporáneos (y que resultan imposibles de traducir).

En resumen, una entretenida comedia que, aunque puede que haya perdido parte de la fuerza humorística que tuvo en el momento de su estreno, sigue siendo agradable de ver y, si es correctamente representada, nos proporcionará un buen puñado de carcajadas.

Por cierto, que Las alegres comadres de Windsor sirvió de base a Verdi para su última ópera: Falstaff.











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