ESTRUCTURA DE LA DIVINA COMEDIA


 Podemos resumir la estructura y características de la Divina comedia de la siguiente manera:


.Un canto introductorio.

.Tres capítulos llamados Infierno, Purgatorio y Paraíso.

.Cada capítulo está dividido en treinta y tres cantos.

.La obra suma cien cantos en total.

.El infierno está formado por nueve círculos.

.El purgatorio está formado por nueve estancias divididas en: la antesala, los siete gradas y el paraíso terrenal.

.El paraíso está estructurado en nueve esferas y el empíreo.

.Todos los cantos están escritos en terza rima —verso creado por Dante—, cuyas estrofas están compuestas por tercetos endecasílabos de rima entrelazada.

¿Por qué Dante organiza la obra de este modo? Debido al valor simbólico de los números en el imaginario medieval. Los números juegan un papel importante en la organización del texto y en la exposición de las ideas de la Divina comedia. A saber:

.El número tres, símbolo de la perfección divina y de la Santísima Trinidad;

.El número cuatro, referido a los cuatro elementos, tierra, aire, agua y fuego;

.El número siete, símbolo de lo cabal, completo. Referido también a los pecados capitales;

.El número nueve, símbolo de la sabiduría y la búsqueda del sumo bien;

.El número cien, símbolo de la perfección.

.Conozcamos ahora, con más detalle, el argumento de la obra y el resumen por cada capítulo: Infierno, Purgatorio y Paraíso.

El infierno


La primera parte de la Divina comedia es el infierno. Dante y Virgilio pasan primero donde se encuentran los cobardes, a los que el escritor tilda de inútiles. Al llegar al río Aqueronte, los poetas se encuentran al barquero infernal, Caronte, que lleva las almas hasta la puerta del infierno. Sobre la puerta se lee la siguiente inscripción: ¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza! El infierno está estructurado por nueve círculos, donde los condenados se encuentran distribuidos según sus culpas.

Primer círculo (no bautizados)

El primer círculo es el limbo o anteinfierno. En él se encuentran las almas que, aunque virtuosas, no conocieron a Cristo o no fueron bautizadas, incluido el propio Virgilio. Su pena es no poder gozar de los dones de la vida eterna. De él solo han sido liberados los patriarcas de Israel.

Segundo círculo del infierno (lujuria)

Reservado al pecado de lujuria, uno de los pecados capitales. Es Minos quien, desde la entrada, examina a las almas y determina el castigo. Allí se encuentra Francesca Rímini, una mujer noble de Italia que se hizo símbolo del adulterio y la lujuria tras su trágico final.

Tercer círculo (gula)

Reservado al pecado de la gula. Las almas sufren en un pantano infectado y la lluvia helada. En este círculo se encuentra el can Cerbero y Ciacco.

Cuarto círculo del infierno (avaricia y prodigalidad)

Reservado al pecado de la avaricia. Los despilfarradores también tienen un lugar en él. El lugar está presidido por Pluto, a quien el poeta representa como un demonio de la riqueza.

Quinto círculo (ira y pereza)

Reservado a los pecados de la pereza y la ira. Flegias, hijo del dios Ares y rey de los lápitas, es el barquero que lleva las almas por la laguna Estigia hasta la ciudad infernal de Dite. Los poetas se encuentran a Felipe Argenti, enemigo de Dante. Al verlos, los demonios encolerizan.

Sexto círculo (herejía)

Se manifiestan las Furias de la torre de Dite y Medusa. Un ángel los socorre abriendo las puertas de la ciudad para avanzar al círculo de los incrédulos y heresiarcas, condenados a los sepulcros ardientes. Se encuentran a los nobles epicúreos Farinata degli Uberti, gibelino y adversario de Dante, y Cavalcante Cavalcanti, de la casa güelfa. Virgilio le explica al poeta los pecados según la escolástica.

Séptimo círculo del infierno (violencia)

Reservado a los violentos, entre quienes se cuenta a los tiranos. El guardián es el Minotauro de Creta. Los poetas son llevados por el centauro Neso a través de un río de sangre. El círculo se divide en tres aros o girones, según la gravedad del pecado: violentos contra el prójimo; violentos contra sí mismos (suicidas incluídos); y violentos contra Dios, la ley natural y el arte.

Octavo círculo (fraude)

Reservado a los fraudulentos y seductores. Se divide en diez fosos circulares y concéntricos. Aquí se castiga a los rufianes, aduladores, cortesanas, practicantes de la simonía, adivinos e impostores, barateros (corruptos), hipócritas, ladrones, consejeros del fraude, cismáticos y promotores de discordia y, finalmente, falsificadores y alquimistas.

Noveno círculo (traición)

Reservado a los traidores. Los poetas se encuentran con los titanes y el gigante Anteo los lleva en brazos al último abismo. Está dividido en cuatro fosas distribuidas así: traidores a los parientes, a la patria, a sus comensales y a sus benefactores. En el centro se encuentra el mismo Lucifer. Desde allí, salen al otro hemisferio.

El purgatorio


El purgatorio es el lugar del trasmundo donde las almas purifican sus pecados para poder aspirar al cielo. Esta idea, muy anclada en el imaginario medieval, es la que toma Dante.

Por invocación de las Musas, el poeta llega a las orillas de la isla del purgatorio, ubicada en el hemisferio austral. Allí se encuentran a Catón de Útica, a quien Dante representa como el guardián de las aguas. Catón los prepara para el tránsito por el purgatorio.

Antepurgatorio

Los poetas llegan al antepurgatorio en la barca impulsada por un ángel. Se encuentran el músico Casella y otras almas. Casella canta una canción del poeta. Al llegar Catón, les reprende y el grupo se dispersa. Los poetas notan la presencia de los conversos tardíos y de los excolmulgados por su contumacia (negligentes procrastinadores de la conversión, los muertos repentinamente y los muertos violentamente).

Más adelante, el trovador italiano, Sordello da Goito, los guía a la presencia de los monarcas que deben purgar su ambición de poder. Entre ellos se cuentan las casas reales de Bohemia, Francia, Aragón, Provenza, Sicilia y de la Pulla.

En la noche, mientras dante duerme, Lucía lo transporta hasta la puerta del purgatorio. Al despertar, el custodio graba en su frente siete "P" en alusión a los pecados capitales, marcas que desaparecerán en la medida en que ascienda al cielo. El ángel abre las puertas con las llaves místicas del arrepentimiento y la conversión.

Primera grada (soberbia)

El aro primero o primer círculo del purgatorio está reservado al pecado de la soberbia. Allí contemplan ejemplos escultóricos de humildad, como el pasaje de la Anunciación. Más adelante también contemplan imágenes del orgullo en sí, como los pasajes de la Torre de Babel. Dante pierde la primera letra "P".

Segunda grada (envidia)

Está reservado a los que purgan la envidia. Nuevamente, contemplas escenas ejemplares de virtud encarnadas en la Virgen María, el propio Jesús predicando el amor al prójimo o pasajes de la antigüedad.

Tercera grada (ira)

El círculo tercero está destinado al pecado de la ira. Virgilio explica a Dante el sistema moral del purgatorio y se reflexiona sobre el amor mal conducido. El punto central es afirmar el amor como principio de todo bien.

Cuarta grada (pereza)

Está reservado al pecado de la pereza. Tiene lugar una importante discusión sobre el libre albedrío y su relación con las acciones humanas que surgen del amor, tanto para el bien como para el mal. También se recuerdan los efectos de la pereza.

Quinta grada (avaricia)

En el quinto círculo se purga la avaricia. En un rellano del purgatorio, los poetas contemplan ejemplos de la virtud de la generosidad. El purgatorio tiembla a causa de la liberación del alma de Estacio, un maestro y poeta latino que le rinde honores a Virgilio.

Sexta grada (gula)

En este aro se purga el pecado de la gula. Estacio cuenta que, gracias a las profecías de la IV Égloga de Virgilio, se libró de la avaricia y acogió el cristianismo en secreto. Sin embargo, fue este silencio lo que le valió la condena. Se encuentran los penitentes sometidos a hambre y sed. Dante se sorprende de ver a Foresto Donati, salvado por las oraciones de su esposa.

Séptima grada (lujuria)

Reservado a los lujuriosos. Virgilio explica la generación del cuerpo y la infusión del alma. Desde un círculo en llamas, los lujuriosos cantan loas a la castidad. Se encuentran con los poetas Guido Guinizelli y Arnaut Daniel. Este último le pide oración. Un ángel anuncia que Dante debe atravesar las llamas para llegar al paraíso terrenal. Virgilio lo encomienda a su libre albedrío.

El paraíso terrenal

En el paraíso terrenal, Matilde, una virgen del medioevo, que se ofrece a guiarlo y develarle las maravillas del paraíso. Inician una travesía por el río Leteo y aparece una procesión precedida por los siete dones del Espíritu Santo. La procesión representa el triunfo de la Iglesia. Beatriz aparece y lo insta al arrepentimiento. El poeta es sumergido en las aguas del Eunoes y se regenera.

El paraíso

El paraíso de la Divina comedia está estructurado en nueve esferas, y las almas están distribuidas según la gracia alcanzada. Virgilio y Dante se separan. El poeta inicia con Beatriz el viaje hacia el empíreo, donde Dios habita.

Primera esfera, la Luna (espíritus que quebrantaron el voto de castidad)

La primera esfera es la Luna, cuyas manchas representan a aquellos que faltaron a los votos de castidad. Beatriz explica el valor de los votos antes Dios y qué puede hacer el alma para compensar su falta. Inicia el camino al segundo cielo donde, al llegar, lo alcanzan varios espíritus activos y benéficos.

Segunda esfera, Mercurio (espíritus activos y benéficos)

El espíritu del emperador Justiniano le informa a Dante que en Mercurio están aquellos que dejaron grandes obras de acción o pensamiento para la posteridad. El poeta pregunta porqué Cristo decidió el destino de la cruz como salvación. Beatriz le expone la doctrina de la inmortalidad del alma y la resurrección.

Tercera esfera, Venus (espíritus amantes)

La esfera tercera es Venus, destino de los amantes que lograron dominar su pasión. El poeta se encuentra a Carlos Martel, heredero del trono húngaro, quien expone dos casos contrarios en su propia familia. Luego, Fulco de Marsella que señala los pecados de Florencia, especialmente la avaricia del clero.

Cuarta esfera, el Sol (doctores en filosofía y teología)

La cuarta esfera es el Sol, donde se encuentran los doctores en teología y filosofía. Ante las dudas que Dante manifiesta, los sabios responden y enseñan. Santo Tomás de Aquino aclara la superioridad de Adán y Jesucristo respecto de la sabiduría de Salomón. Le habla también de san Francisco de Asís. San Buenaventura elogia a Santo Domingo.

Quinta esfera, Marte (mártires)

La quinta esfera es Marte. Está dedicada a los mártires de la cristiandad, tomados como guerreros de la fe. Las almas de los mártires son luces que se aglomeran formando una cruz. Beatriz elogia a los caídos en las cruzadas, y Dante se encuentra con su antepasado Cacciaguida, quien fue cruzado. Este predice el exilio de Dante.

Sexta esfera, Júpiter (gobernantes justos)

Es la esfera dedicada a los buenos gobernantes, de los que Júpiter como dios de los dioses griegos, es la alegoría. Allí Dante se encuentra con los grandes jerarcas de la historia considerados justos, como Trajano, de quien una leyenda dice haberse convertido al cristianismo.

Séptima esfera, Saturno (espíritus contemplativos)

Saturno, la séptima esfera, es donde reposan los que hicieron vida contemplativa en la tierra. Allí conversan Dante y San Damián sobre la doctrina de la predestinación, el monacato y los malos religiosos. San Benedicto le expresa también su decepción frente al destino de su orden. Dante y Beatriz inician el paso a la octava esfera.

Octava esfera, estrellas (espíritus triunfantes)

La octava esfera corresponde a las estrellas de la constelación de géminis, que simbolizan a la Iglesia militante. Allí, aparecen Jesucristo y la Virgen María, a cuya coronación asiste. Beatriz pide para Dante el don del entendimiento. San Pedro lo interroga sobre la fe; Santiago, sobre la esperanza, y san Juan evangelista sobre el amor. Dante sale victorioso.

Novena esfera, cristalino (jerarquías angélicas)

El poeta atisba la luz de Dios, rodeado por nueve anillos de cortes celestiales. Beatriz le explica a Dante la correspondencia entre la creación y el mundo celeste, y son descritos los ángeles siguiendo las enseñanzas de San Dionisio.

El Empíreo (Dios, ángeles y beatos)

Dante asciende, finalmente, al empíreo, un lugar más allá del mundo físico conocido, la verdadera morada de Dios. El poeta es envuelto en la luz y Beatriz se revestida de inusual belleza. Dante distingue una gran rosa mística, símbolo del amor divino, en la que las almas santas hallan su trono. Beatriz obtiene su lugar junto a Raquel. Dante será conducido en su tramo final por San Bernanrdo. La Santísima Trinidad se manifiesta a Dante en forma de tres círculos idénticos. Tras ser iluminado, Dante abre su entendimiento y comprende el misterio del amor divino.

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